Mateo Cunill cierra las puertas de su comercio este miércoles. | Pere Bota

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Son las últimas horas de Mateo Cunill al frente de la que ha sido su tienda en los últimos dieciocho años. Este miércoles echa la barrera para siempre este comerciante de raza que había instalado su cuartel general en Los Geranios. La tienda Pedro Lladó Sastre cierra para siempre tras la jubilación de su propietario, que no comparte nombre con su negocio aunque «todo el mundo me llama Pedro», dice Cunill entre risas.

«No estoy triste», cuenta este comerciante nato que empezó con 17 años a trabajar como aprendiz en la ya desaparecida La Filadora. Después de toda una carrera profesional en este negocio emblemático que ha cerrado las puertas hace unos años, decidió emprender por su cuenta en esta tienda de moda masculina en Los Geranios, a un paso de Sant Miquel.

La palabra jubilación es solo una etiqueta porque Cunill ya tiene planes. Muchos. «Me iré a por setas y a pescar. Bueno, y seguiré como presidente de la Confederación Balear de Comercio (CBC) y vicepresidente de Pimeco», asegura. Las baldas de su negocio ya están prácticamente vacías. Ha conseguido liquidar las existencias de su tienda y los almacenes. Solo queda un burro con apenas una veintena de prendas que algunos hombres curiosean en busca de una ganga a diez euros la pieza.

«Ese chaleco que está mirando no le va a valer. Tiene una talla 44 de pantalón una talla 5 de camisa y una XL de jersey», asegura tras echar un rápido vistazo al cuerpo de un potencial cliente que desiste de llevarse ningún chollo por falta de tallas. Ese ojo clínico a la hora de analizar al comprador le viene adquirido tras décadas de estar tras un mostrador. Eso no hay máster que lo enseñe.

Mateo Cunill cierra las puertas de su comercio este miércoles. | Pere Bota
Mateo Cunill cierra las puertas de su comercio este miércoles. | Pere Bota

Cuenta que por primera vez en su vida está teniendo los sábados libres, lleva diez semanas con la tienda cerrada todo el fin de semana, y se le ha abierto el mundo tras 48 horas libres seguidas. «El oficio de comerciante es muy sacrificado. Son diez horas diarias trabajando, incluso los sábados», explica. Lo que sería una de las causas por las que muchos hijos de comerciantes deciden no seguir los pasos de sus padres.

«Lo que se tiene que mirar es una escuela de comercio, que los veteranos enseñen a los jóvenes que quieran emprender y ayudarles con el negocio», insiste. Que haya relevo generacional es uno de sus caballos de batalla y por lo que luchará tanto desde Pimeco como de la CBC. Pese a todo, advierte que «aún quedan nuevas generaciones de comerciantes».

Los Geranios están a pleno rendimiento y el local de Mateo Cunill ya tiene inquilino. La tienda Tejidos Bellver, que hace unos meses estaba en la calle Sant Miquel pero decidió trasladarse a este pasaje comercial, ya está pensando en ampliar su nuevo establecimiento. La reapertura de Plaça d’Espanya ha supuesto un empujón para Los Geranios.

La mujer de Mateo Cunill se jubiló el pasado lunes y este miércoles es su turno. «Yo no tengo clientes, tengo amigos. Ahora que voy a cerrar les estoy enviando a otras tiendas de Palma», señala. Este miércoles echará la persiana para siempre pero antes se despedirá de los vecinos y compradores que le han acompañado estos años.