La presidenta de la Federació d'Associacions de Veïns de Palma, Maribel Alcázar, de pie, acompañada de dos miembros de la Junta. | R.L.

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La Federació d'Associacions de Veïns de Palma ha acordado por unanimidad abandonar el Pacto por la Sostenibilidad y este miércoles ha explicado los motivos en una rueda de prensa: el Pacto se ha convertido en «el colmo de la contradicción», en palabras de la presidenta de la federación, Maribel Alcázar, que espera que la retirada sirva como «toque de atención» al Govern. La principal plataforma vecinal de Palma se ha cansado de ser «un ornamento útil para la coletilla de 'social'» en un pacto en el que sus aportaciones quedan como «meras pinceladas para avalar el discurso».

En la federación entienden que el debate en este foro queda exclusivamente orientado «hacia un pacto político y económico, de tipo empresarial, y no social como se intenta publicitar»: «Está hecho desde el turismo para el turismo, la palabra 'mercado' sale constantemente. Lo que le pasa a los residentes, cómo afecta a la isla en sí misma, es secundario y se pasa de puntillas», ha denunciado Alcázar.

Ejemplos de esa vocación en exclusiva hacia el turismo son, en opinión de la federación, el hecho de que «cuando se habla de otros sectores sólo se analiza cómo se pueden servir al turismo, no de que tengan un desarrollo autónomo»; el alquiler turístico ilegal visto únicamente como una «competencia desleal»; o que se elude hablar de temas como los megacruceros o «la penetración y parasitación de capitales internacionales especulativos» que adquieren hoteles y viviendas y genera «una inflación brutal que hace que por mucho que suban los salarios entremos en un proceso de empobrecimiento generalizado».

Asimismo, protestan por que la estacionalidad se trata «como una infrautilización en temporada baja, y no se plantea como una redistribución sino como una manera de ampliar la masa turística durante más meses»; la cultura e identidad «se dejan como una cuestión de indigenismo folklórico»; y de la masificación sólo preocupa «si nos da mala imagen ante los mismos turistas». Añaden los vecinos que se habla «de turismofobia como si fuera una exageración inventada» y el debate sobre el cambio climático se limita «a si afectará a playas y a espacios naturales y, por tanto, al turismo».

Por otro lado, las asociaciones de vecinos denuncian que las proclamas en favor de buscar un turismo de más calidad esconden «un componente clasista de subir precios y centrarse en un sector de alto poder adquisitivo», algo que a su vez genera «gentrificación y espacios exclusivos, cerrados para los residentes», además de un aumento de vuelos de jets privados, advertía Alcázar.

Igualmente, las asociaciones de vecinos avisan de que se está utilizando a «unos expertos que no se sabe quiénes son» como si fueran «una especie de oráculo divino» para justificar decisiones que son eminentemente políticas. En esa línea, se preguntan «cómo encaja» el mensaje del Govern en favor de la sostenibilidad con la aprobación de medidas como las legalizaciones en rústico. «Y no es sólo en el Parlament; cuando se trabaja en ampliar el aeropuerto o el puerto, esperar que creamos que es para que venga menos gente es tomar a la población por tonta», ha protestado Alcázar.

La decisión de abandonar el pacto fue unánime en la asamblea de la Federació. Alcázar ha lamentado que llevaban tiempo advirtiendo al Govern del malestar creciente en las asociaciones, pero todo fue en vano. «El último paso fue el otro día, cuando nos pidieron si validábamos o no el documento que nos ponían delante. Si decimos que no, no tiene sentido continuar, porque no queremos ser parte de algo que no valoramos ni compartimos», ha concluido la presidenta de la federación vecinal.