Sin embargo, también han destacado que esta expansión de insectos es especialmente difícil de erradicar debido a la resistencia que parecen mostrar ante los productos utilizados. «Se trata de una plaga nueva que se detectó aproximadamente hace un par de años y es de difícil erradicación, ya que las materias activas que se han utilizado son jabón potásico y Acetamiprid, y esta plaga parece ser bastante resistente», matizan desde el Servicio de Parques y Jardines. A pesar de los esfuerzos realizados, los técnicos han observado una gran resistencia a los productos de fumigación.
No obstante, desde el Servicio de Parques y Jardines aclaran que continúan trabajando activamente en este sentido para controlar la plaga y minimizar su impacto en el entorno. Mediante el uso de jabón potásico diluido en agua, rocían las áreas afectadas esperando a que la situación mejores. Este tratamiento actúa sofocando a la cochinilla, lo que facilita su eliminación progresiva y reduce su propagación en las plantas. La presencia de estos insectos suele relacionarse con condiciones de alta humedad y temperaturas cálidas, mientras que su propagación se da a través del viento.
A pesar de las molestias que puede causar en los árboles afectados, debilitándolos mediante la extracción de su savia, estos parásitos no presentan un riesgo directo para las personas ni para los animales. Sin embargo, si no se controla adecuadamente, los daños a largo plazo pueden ser significativos, afectado la salud de los árboles y provocando su debilitamiento progresivo. Asimismo, la plaga tiene potencial de extenderse a las plantas domésticas y podría generar una acumulación de suciedad en las calles del barrio.
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