El Carrer de Son Espanyolet sin regulación de velocidad ni paso de peatones. | Pilar Pellicer

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Son Espanyolet es un barrio residencial ubicado en el distrito de Ponent de Palma, conocido por sus edificios bajos, con patios y jardines que le otorgan un carácter único. Sus orígenes se remontan a finales del siglo XIX, cuando inicialmente fue un área de segundas residencias para familias de la pequeña burguesía, que aprovechaban el espacio para mostrar su poder adquisitivo a pequeña escala. Como resultado, en la parte alta del barrio se encuentran numerosas fachadas de estilo particular, algunas de ellas catalogadas por su valor patrimonial. En la zona más cercana a Santa Catalina, en cambio, predominan las viviendas unifamiliares, que antiguamente alojaban a los trabajadores de la carrer de la Fabrica y carrer de la Indústria, en el barrio contiguo.

No obstante, en los último años esta zona ha sufrido el impacto de la creciente demanda de alquileres turísticos ilegales, una problemática que, aunque la Asociación de vecinos de Son Espanyolet considera «controlada», sigue representando una amenaza latente para la comunidad. A pesar de los esfuerzos por regular esta actividad, los vecinos continúan preocupados por sus efectos sobre la tranquilidad y calidad de vida del barrio. Blas Llasses y Ferràn Aguiló, miembro y presidente de la agrupación vecinal, explican que los propios residentes quienes se encargan de denunciar las prácticas ilegales que detectan en la zona.

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Sin embargo, la regulación de este ha resultado en el problema de la gentrificación. «Estas casas que ya no se pueden destinar al alquiler turístico, se están transformando en propiedades de lujo, inaccesibles para la población autóctona», declara Ferràn Aguiló. Según Aguiló, el aumento del interés por el barrio ha generado un mercado inmobiliario inflado, donde muchas viviendas que antes eran asequibles para ciudadanos locales ahora están siendo adquiridas por inversores extranjeros. Además, los altos precios están dificultando que los jóvenes puedan establecerse en el barrio, lo que provoca un envejecimiento progresivo de la población residente.

Carrer Mas
Un coche circula en el carrer Mas, mientras otro está mal estacionado.

«En el barrio, el principal conflicto es el aparcamiento», señala el presidente la asociación. Coches estacionados en vados, obstruyendo la calzada o con la mitad de las ruedas sobre la acera, son situaciones que se repiten a diario. Los vecinos son testigos constantemente de estas infracciones que la policía local no denuncia. Este problema se intensifica en hora punta, especialmente cerca de los colegios y guarderías, donde el tránsito de familias con vehículos aumenta considerablemente. «Si las calles ya son estrechas de por sí, con coches mal aparcados se vuelve imposible circular con normalidad», asegura. Ante esta situación, los vecinos solicitan la creación de un aparcamiento en condiciones en el límite de la barriada próximo a la escuela Mata de Jonc, en el carrer de Son Espanyolet.

Son Espanyolet
Un vehículo bloquea la calzada principal, un hecho que se repite a diario.

En el carrer de Son Espanyolet, los vecinos reclaman la instalación de un paso de peatones entre la farmacia y el colegio, una medida que consideran esencial para garantizar la seguridad de quienes cruzan habitualmente esta calle. Esta demanda cobra especial relevancia debido al perfil de los ciudadanos que frecuentan la zona, en su mayoría, niños y personas mayores. El control de la velocidad de los vehículos también es una medida que proponen desde la asociación vecinal, ya que su falta de regulación no solo supone un peligro, sino que además genera un exceso de ruido. La problemática se extiende al carrer de la Llibertat, según denuncian los residentes. Además, los vecinos denuncian el deterioro de la calzada en vías como el carrer Mas y el carrer Porto, donde los baches y el mal estado del pavimento dificultan el tránsito seguro. A estas problemáticas se suma la falta de papeleras, en concreto en la calle principal.