OKUPAS

La Policía Local da diez días a los okupas de la antigua cárcel de Palma para que abandonen el recinto

Los agentes han entregado un acta a los moradores para que salgan del lugar

Uno de los residentes de la cárcel vieja de Palma golpea un electrodoméstico con un martillo. | Alejandro Sepúlveda

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Juan Antonio Fernández ha recibido este miércoles a las nueve menos veinte de la mañana la visita de agentes de la Policía Local para comunicarle que en un plazo de diez días tiene que abandonar la antigua cárcel de Palma. Hace 12 años que vive en un bloque del viejo centro penitenciario, cobra una pensión de 400 euros y se dedica a recoger chatarra.

«Me han dicho que si queríamos salir de aquí voluntariamente», cuenta mientras golpea con un martillo un viejo electrodoméstico. Los policías le han entregado un acta de requerimiento para el cese voluntario de una okupación ilegal de bienes públicos que informa de que en caso de desobediencia se podrá incurrir en una infracción grave sancionada con una multa de 601 a 30.000 euros.

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A escasos metros de su bloque vive otro hombre, que prefiere no revelar su identidad, que se instaló en la antigua cárcel en el año 2017. «Antes vivía en una habitación, pero con el boom inmobiliario subieron los precios y me tuve que ir. Cobraba una pensión de 400 euros en aquel entonces. Ahora estoy jubilado y cobro un poco más...».

La Policía Local de Palma da diez días a los residentes de la antigua prisión para que abandonen el recinto

El hombre, de unos 60 años, vive solo, pero asegura que ha empeorado mucho la situación. «Esto es un infierno últimamente. Antes éramos cuatro gatos, estábamos bien porque había mejor convivencia, pero han pasado muchas cosas... esperemos que no nos echen de golpe y porrazo, que nos den un tiempo», explica. En la actualidad residen más de un centenar de personas en las instalaciones, que están muy degradadas y llenas de basura.

«Esto es un palo», dice resoplando antes de volver a introducirse en el interior del bloque que ha transformado en casa. «No hay vivienda en ningún sitio, ¿Cómo vamos a encontrarla? Ahora tendré que ir al IBAVI a ver si hay solución...», señala.