ASENTAMIENTO EN PALMA

Los sintecho de Jacint Verdaguer se 'mudan' a la pasarela de Son Forteza

La mayoría se ha instalado bajo la estructura, tapando los escalones con grandes lonas, y alguno resiste en el espacio de pipicán

Uno de los sintecho de la pasarela de Son Forteza, durmiendo. | F.F.

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El desalojo, días atrás, del macropoblado de sintecho que se había instalado al final de la calle Jacint Verdaguer de Palma, bajo uno de los puentes por los que discurre la vía de cintura ha tenido apenas unas meras consecuencias disuasorias. Porque parte de sus habitantes se ha 'mudado' a apenas unos metros de su enclave, buscando de nuevo refugio bajo una cubierta. La más próxima, casualmente.

En este caso, la de la pasarela que conecta los barrios de Son Forteza de Son Oliva, que se encuentra en obras en su parte posterior, una 'grada' que ofrece unas espectaculares vistas a la Serra y a la autovía, y que era usada por muchos jóvenes como lugar de reunión y para la práctica del 'botelló', entre otras cosas.

Apenas unos veinte metros más allá respecto a su anterior ubicación, algunos de estos sintecho han levantado un nuevo asentamiento bajo la pasarela. La mayor parte se cubre bajo las escaleras, donde han instalado grandes mantas y lonas que evitan la entrada de agua, especialmente en estas jornadas de constantes precipitaciones en Mallorca. Bajo ellas, duermen varios de ellos, aunque alguno se ha quedado sin espacio y debe hacerlo a la intemperie.

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Fuera, sus enseres delatan su presencia. Bicicletas, un tendedero, chatarra y objetos de todo tipo. Sus modestas pertenencias se han ido con ellos tras el desalojo forzado por los trabajos que se realizarán en el puente, donde varios operarios se esmeraban este lunes en vallar la zona y comenzar esas labores que han forzado la salida de los indigentes.

Un poco más lejos, una barraca constata la presencia de otros de los residentes en esa zona de Son Forteza, donde los vecinos ya han mostrado en más de una ocasión su preocupación por la presencia de estas personas, entre ellas algunas que han mostrado actitudes despectivas e incluso violentas hacia los residentes o transeúntes que pasaban por las proximidades del polideportivo y el colegio de Son Oliva, próximo a su anterior ubicación.

Ahora, la zona dedicada a pipicán, por la que numerosos vecinos pasean a sus animales domésticos y caminan y realizan ejercicio físico, es su hogar. A pocos metros también de la autovía de Inca y cubriéndose como pueden del frío y la lluvia, trasladando ese problema apenas unos metros más allá de donde se habían hecho fuertes, en los pilares del puente de Jacint Verdaguer, donde hacía tiempo que había nacido y crecido de manera exponencial este asentamiento.