Una comisión formada por políticos, técnicos y agricultores
intentará encontrar una solución al problema que provoca la
acumulación y el posterior esparcimiento de abonos orgánicos en las
fincas agrícolas de sa Pobla.
«Hay pocas soluciones», comenta al alcalde Jaume Font, «pero lo
que no es de recibo es prometer imposibles». Font se refiere a la
propuesta del grupo municipal del PSM, que pretendía incluir en las
ordenanzas municipales un artículo que proponía que los abonos
tendrían que estar siempre en edificios cubiertos o, en casos
excepcionales, y sólo durante tres días, en lugares que
garantizasen la ausencia de filtraciones líquidas y cubiertos por
telas de plástico negras.
Ante la imposibilidad de llevar a cabo esta propuesta, tanto el
PP como el PSM han llegado a un acuerdo de crear una comisión que
estudie las posibles soluciones.
Después de la recogida de la patata, los agricultores de sa
Pobla aprovechan los meses que faltan para sembrar de nuevo para
abonar sus tierras. En las fincas, los payeses han ido amontonando
materia orgánica, especialmente excrementos de animales y algas. Si
bien, cuando empiezan a abonar, a partir de julio, las primeras
capas están secas y no desprenden ningún olor, el interior de los
montones de abono aún no se ha secado, y es este material el que
desprende un olor desagradable.
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