Can Picafort se volcó con su polémica fiesta, que fue vigilada por técnicos de la conselleria y la Guardia Civil. FOTO: ALEJANDRO SEPÚLVEDA.

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Los vecinos de Can Picafort aprovecharon la celebración de la tradicional suelta de patos para defender esta fiesta y reivindicar su continuidad futura, después de las denuncia interpuestas por el maltrato de animales.

La gente respondió como nunca y toda la zona costera registró la mayor asistencia de los últimos años, hecho que muchos vecinos atribuyeron precisamente a la polémica que se había generado durante los últimos días, sobre todo después del requerimiento de la Conselleria d'Agricultura que el acto no se celebrase. A pesar que desde el Ajuntament se había asegurado que la suelta de patos se llevaría a cabo, muchos aún se levantaron con la incógnita de saber si finalmente se celebraría.

Numerosos posters a favor de la fiesta fueron pegados en coches y repartidos entre el público asistente que apoyó en todo momento la celebración de la fiesta colgando las pancartas en sus camisetas. Hasta el mismo alcalde, Antoni del Olmo, no se privó de enseñar uno de estos pasquines.

Coincidiendo con el comienzo de la suelta aparecieron en el lugar un grupo de inspectores de la Conselleria de Agricultura que estuvieron acompañados por una dotación de agentes del Seprona, de la Guardia Civil con la finalidad de evitar posibles incidentes con el público que al final no se produjeron.

Más de 300 ejemplares desde media docena de barcas se fueron liberando a lo largo de media hora durante la cual los nadadores más afortunados pudieron cazar algún ejemplar. Al acabar la suelta todo el mundo aplaudió y se escucharon consignas en favor de la fiesta.

Por la tarde se organizó un simbólico acto para liberar en el Torrent de Son Bauló los patos que se habían cogido. Todos los que soltaron su ejemplar participaron en el sorteo de una bicicleta.