Los vecinos de Can Picafort aprovecharon la celebración de la
tradicional suelta de patos para defender esta fiesta y reivindicar
su continuidad futura, después de las denuncia interpuestas por el
maltrato de animales.
La gente respondió como nunca y toda la zona costera registró la
mayor asistencia de los últimos años, hecho que muchos vecinos
atribuyeron precisamente a la polémica que se había generado
durante los últimos días, sobre todo después del requerimiento de
la Conselleria d'Agricultura que el acto no se celebrase. A pesar
que desde el Ajuntament se había asegurado que la suelta de patos
se llevaría a cabo, muchos aún se levantaron con la incógnita de
saber si finalmente se celebraría.
Numerosos posters a favor de la fiesta fueron pegados en coches
y repartidos entre el público asistente que apoyó en todo momento
la celebración de la fiesta colgando las pancartas en sus
camisetas. Hasta el mismo alcalde, Antoni del Olmo, no se privó de
enseñar uno de estos pasquines.
Coincidiendo con el comienzo de la suelta aparecieron en el
lugar un grupo de inspectores de la Conselleria de Agricultura que
estuvieron acompañados por una dotación de agentes del Seprona, de
la Guardia Civil con la finalidad de evitar posibles incidentes con
el público que al final no se produjeron.
Más de 300 ejemplares desde media docena de barcas se fueron
liberando a lo largo de media hora durante la cual los nadadores
más afortunados pudieron cazar algún ejemplar. Al acabar la suelta
todo el mundo aplaudió y se escucharon consignas en favor de la
fiesta.
Por la tarde se organizó un simbólico acto para liberar en el
Torrent de Son Bauló los patos que se habían cogido. Todos los que
soltaron su ejemplar participaron en el sorteo de una
bicicleta.
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