Un alambique de hace más de 200 años fue el protagonista de la Fira de Selva, ya que se utilizó para destilar el agua de murta.

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Eran las siete de la mañana cuando un buen número de selvagins y selvagines se reunieron para proceder a cortar la murta, elemento principal de esta primera Fira de ses Herbes. La tarea duró unas horas y se consiguieron llenar tres carros con fardos de este arbusto.

Más tarde, sobre las diez, unos cohetes dieron inicio a la fiesta. Los carros con la murta, acompañados de varios jinetes, recorrieron las calles del pueblo hasta la plaza de la villa, donde esperaban las autoridades.

El evento fue presidido por el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, pero también se desplazaron a Selva la consellera de Medi Ambient, Margalida Rosselló; el director general d'Infraestructures Agràries, Mateu Ginard, y numerosos alcaldes y ediles de poblaciones de la Mancomunitat des Raiguer.

En la plaza se había montado un alambique del que se destiló agua de murta, un conocido perfume que se utilizaba hace mucho tiempo. El aparato utilizado data de hace unos 200 años y el tipo de construcción que se utilizó supera los 400 años.

El alambique consta de cuatro partes: caldera, trompa, filtro y depósito. La murta fue colocada dentro del depósito mezclada con agua. La hierba de este tipo que sobró fue repartida entre la gente y esparcida por toda la plaza.

Después los técnicos taparon todas la juntas con pasta de harina y encendieron el fuego. Entre lo que se estaba quemando y el mirto esparcido por el suelo, la plaza de la vila se llenó de un perfume embriagador. Mientras, una colla de xeremiers animó la fiesta.