En los tiempos que corren hay pocas ocasiones para ver arar el
campo con las técnicas tradicionales, pero ayer fue una de ellas.
Un centenar de personas acudió desde primera hora de la mañana de
ayer a la finca del Camí des Dau en Llubí para conocer por unas
horas las faenas agrícolas de antaño.
Los tractores, trilladoras y cosechadoras han sustituido con el
paso del tiempo los viejos arados, que funcionaban haciendo uso de
la fuerza del caballo y la destreza del hombre, pero un grupo de
amigos de Llubí ha ido comprando y restaurando las viejas
herramientas para no dejar que esta forma de tradición se extinga.
Llorenç Cladera y Baltasar Morell son dos de los promotores de esta
idea que tuvo su primera edición el pasado verano, eso sí, a un
nivel mucho más familiar. Bajo el lema «Es hora de batre», los
organizadores han agrupado en esta edición a un centenar de
curiosos. Hubo de todo, tiempo para el trabajo, para la música de
labranza interpretada por los xeremiers e incluso para comer, y es
que pocos se quisieron perder el dinar de sopes.
Aunque la mañana amenazó lluvia, no pudo acabar con una fiesta
de la que se hizo partícipe todo el pueblo. Los diez jóvenes
organizadores recurrieron a la experiencia de los mayores para
realizar las muestras de como se labraba antaño. «Nos ha faltado
segar "explicaba Llorenç Cladera" mostrando unas tierras que ya
habían sido cosechadas». Aún así no faltó la mirada atenta de los
asistentes, muchos de los cuales acudieron al lugar, refugiados
bajo sombreros de paja para no desentonar con la fiesta.
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