Las aceras de las calles del Moll presentan un estado lamentable. Foto: P.P.A.

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Varios vecinos del Moll se quejan de la suciedad y de la cantidad de defecaciones de perro que hay en muchas de las aceras de las calles de la segunda línea. «Parece que los servicios de limpieza sólo pasan por unas calles y por la otras no», dice Pedro, un belga que pasa los veranos en el núcleo costero. «El Ajuntament podría pensar en poner un lugar para que los perros hicieran sus necesidades y no tuvieran que utilizar las aceras», apunta Maria, una pollencina que pasa el verano en el Moll.

Las calles del Port de Pollença, sobre todo las de segunda línea, presentan un estado lamentable. Las defecaciones de perro, las colillas y otros desperdicios dicen poco en favor de la imagen que se vende a los visitantes estivales, aseguran desde Unió Mollera Pollencina (UMP). Este hecho hace que pasear por una calle que no sea de primera línea se convierta en una prueba de obstáculos para evitar no pisar algo que después produzca olores poco agradables. UMP denuncia que el regidor encargado del área de limpieza urbana no realiza su labor. Además añaden que la empresa concesionaria de este servicio realiza lo mínimo indispensable.

Otra de las quejas de este partido del Port de Pollença se centra en la suciedad que presentan los contenedores de basura. La empresa concesionaria del servicio de recogida, Lumsa, tiene firmado que se limpiarán los contenedores con regularidad, pero no lo hace dentro de los términos acordados. Esta falta de limpieza está provocando situaciones insólitas como las de amas de casa que van a tirar la basura con guantes de plástico para no ensuciarse más, o vecinos que ponen sus bolsas de desperdicios a lado del contenedor por la misma razón. Varios de los contenedores que hay a lo largo de la carretera que une Pollença con el Moll tiene desde hace unos meses escrito con espray «te amo». Además cerca de la rotonda de Gotmar, el «artista enamorado» ha escrito encima del asfalto «te quiero vida mía».