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El regidor de UM en el Ajuntament de Santa Margalida, Jaume Ribot, acusó ayer al alcalde, Antoni del Olmo, de haber ordenado, hace tres años, que un funcionario municipal prendiera fuego a su coche.

Durante el transcurso de la sesión plenaria celebrada en la noche del martes, Ribot presentó una grabación de un fragmento de una conversación que presuntamente mantuvieron Antoni del Olmo, Miquel Perelló y un policía local. Ribot asegura que durante la charla, mucho más larga de lo que refleja la cinta, Del Olmo ofreció al funcionario una cantidad de dinero por prender fuego a su vehículo. Concretamente en la sesión plenaria, el regidor de UM increpó al batle asegurando que el mencionado funcionario había cobrado 50 mil pesetas de manos de su suegro por éste y otros favores. A este dinero se sumaron después más aportaciones del propio bolsillo del alcalde, siempre según la versión de Ribot.

Antoni del Olmo ha negado cualquier implicación, pero las acusaciones pueden llegar mucho más lejos. El alcalde afirma que desde hace unos meses conocía la existencia de esa grabación, porque así se lo habían comunicado fuentes próximas a UM. «Esa cinta no dice nada. De eso estoy bien seguro, pero aún tiene que enseñar Ribot otras cintas en las que este policía dice que Perelló y yo también queríamos que le pegara dos tiros a Monjo».

En el contenido de la cinta que Ribot mostró en el pleno, se aprecia la voz de dos personas, una de las cuales, aparentemente, es el batle. Con una fuerte música de fondo y distintas interferencias, trasciende parte de la conversación que sitúa a los dos implicados en un chiringuito de la playa de Muro. En la cinta se escucha cómo el funcionario pregunta al alcalde cuánto le va a pagar por hacer «el trabajo».

El secretario agrede al regidor socialista Cristòfol Salvà
El secretario de la corporación municipal de Santa Margalida, Francisco José Parra, fue reducido el pasado martes por la policía después de que intentara agredir al regidor socialista Cristófol Salvà. Al terminar el pleno, Salvà acusó al secretario de falsificar las actas municipales, lo que desató la ira de Parra que se había ido enfureciendo a lo largo de la sesión plenaria.