Una excavadora lleva los cadáveres a una fosa. Foto: JOSEP M. SASTRE

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JOSEP MARIA SASTRE Los veterinarios trabajan a destajo en la comarca de Llevant para intentar evitar la expansión de la enfermedad de la «lengua azul» que afecta al ganado ovino. Durante toda la mañana, numerosos técnicos visitaron las explotaciones de Artà, Capdepera, Felanitx, Manacor, Petra, Sant Llorenç y Son Servera que habían informado que en sus rebaños tenían ovejas afectadas por la enfermedad. Los veterinarios procedieron a sacrificar todos aquellos ejemplares que presentaban síntomas de estar afectados por la «lengua azul», una enfermedad vírica transmitida por un mosquito del género Culicoides.

En una finca afectada del municipio de Capdepera una veterinaria sacrificó ayer al mediodía dieciocho ovejas. El proceso para sacrificar al animal es rápido y eficaz, puesto que consiste en la inyección letal de un eutanásico intravenoso, el T-61. Cinco segundos después de haber sido inyectada, la oveja cae al suelo de forma fulminante. Previamente, los ejemplares afectados son apartados del resto del ganado.

La finalidad de este plan de choque es evitar que los mosquitos transmitan el virus de un ejemplar a otro. La enfermedad de la «lengua azul» sólo se transmite a través de este insecto.

Una vez sacrificadas, las ovejas fueron trasladadas a una fosa donde los encargados de la finca han ido enterrando los ejemplares muertos a causa del virus, y luego son cubiertas con cal. En este sentido, el encargado de esta explotación gabellina explicó que de un rebaño de 1.000 ejemplares ya han muerto 190 ovejas adultas.