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La Conselleria de Turisme del Govern de les Illes Balears ha comenzado a remitir a los propietarios de viviendas vacacionales del municipio de Pollença las esperadas licencias de funcionamiento y lo que en principio podría significar el final de un año de tramitaciones no hace más que revelar más impedimentos burocráticos.

La alcaldesa, Francisca Ramon, ha confirmado que los permisos están condicionados a la próxima presentación de una licencia de actividades, requisito imprescindible para que la licencia que concede Turisme tenga validez. El problema radica en que el Ajuntament no está capacitado para conceder licencias de actividades a viviendas ubicadas en suelo rústico. «Nos piden un imposible», ha manifestado la batlessa y se plantea ahora convocar una reunión con las partes para buscar una salida a esta situación.

En Pollença hay más de 1.000 viviendas vacacionales pendientes de los permisos de Turisme para funcionar legalmente la próxima temporada. Se calcula que los chalets que funcionan desde hace años en el municipio como viviendas vacacionales rondan los 1.500, pero la entrada en vigor de la nueva Ley General de Turismo, aprobada por el gobierno Matas, dejó aproximadamente a 400 propietarios sin posibilidad de continuar con su actividad.

En muchos casos, los propietarios carecen de planos y documentos que acrediten la legalidad de las viviendas, muchas de las cuales han sido ampliadas sin permiso.