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«Señor conseller d'Educació: somos los alumnos de sexto curso del colegio público Costa i Llobera y queremos exponerle una cuestión que nos preocupa». Así empieza la carta que los alumnos de sexto de este centro docente de Pollença han hecho llegar a Damià Pons para explicarle un problema: el ascensor del colegio no funciona.

Este curso han estrenado edificio y el nuevo centro les gusta pero, aunque, en teoría, no debería de tener barreras arquitectónicas, en la práctica, tiene una y «muy grave»: el ascensor ni sube, ni baja. Este hecho provoca que Joan, un compañero de primer nivel que es discapacitado físico, no pueda desplazarse solo y necesita la ayuda de una asistente técnica educativa para subir y bajar de su aula, que está en el primer piso.

«Todos los niños y niñas de la escuela tenemos los mismos derechos, queremos que el ascensor funcione para que Joan pueda subir y bajar solo de su aula», dicen sus compañeros.

«Tenemos entendido que el ascensor no funciona porque la empresa constructora todavía no ha cobrado el dinero de la obra», añaden. También les han dicho que el hecho que la clase de plástica esté sin terminar es la manera con la que la constructora presiona para cobrar. «Nosotros no entendemos de estas cosas», dicen los escolares al hablar de cobros y dinero, «pero invitamos al conseller a que venga a conocer el problema». Hace una semana que enviaron la carta. Ahora se preguntan si Pons irá.