La carretera de Lluc registró ayer retenciones y largas filas de
coches que, en horas punta, alcanzaron los seis kilómetros, en el
tramo que une las localidades de Caimari e Inca. El gran poder de
convocatoria de la Fira de s'Oliva de Caimari desbordó a la
localidad. Lo que empezó siendo una modesta feria local se
convirtió, en su tercera edición, en un evento multitudinario.
Caimari fue incapaz de absorver el inmenso volumen de coches que
llegó al pequeño pueblo con motivo de su Fira. En horas punta de la
mañana, las colas de vehículos que pretendían entrar en la
localidad no sólo llegaban a Selva sino que paralizaron el tráfico
en Inca.
El aparcamiento, donde cabían más de mil vehículos, habilitado
por el Ajuntament para la ocasión, no fue suficiente para albergar
a todos los coches y aparcar se convirtió en un problema. Al
mediodía, era prácticamente imposible y había coches estacionados
en ambos lados de la totalidad del tramo de carretera que une
Caimari y Selva.
Ante esta situación, muchos vecinos del municipio de Selva y
visitantes optaron por dejar el coche en Selva (a dos kilómetros de
Caimari) y continuar el trayecto andando.
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