Los alrededores del santuario estaban ayer plagados de basura.

TW
0
JAUME MAS/E. BALLESTERO Los campistas que han ocupado los alrededores del Santuari de Lluc durante las vacaciones de Semana Santa han causado serios destrozos en la zona de acampada e, incluso, han destruido algunas sillas y papeleras del bar del monasterio. Incluso, la Guardia Civil tuvo que acudir al lugar en la noche del domingo a raíz de la denuncia de algunos campistas que se quejaban del volumen de la música y la suciedad que se acumulaba en la zona de acampada dedicada a los más jóvenes. Una vez desmontadas las tiendas el campo amaneció ayer plagado de botellas de alcohol y desperdicios.

Los guardas forestales detectaron, además, un bidón con gasolina que era utilizado para alimentar un motor que los jóvenes usaron para conectar un equipo de música de gran potencia. Los responsables de la seguridad del monasterio alertaron ayer sobre el peligro de incendio que correría la zona si no hubiera sido detectado este bidón. El alcalde de Escorca, Antoni Gómez, reconoce que «la situación se ha desmadrado, pero el año que viene trataremos de controlar la situación coordinando los esfuerzos de todos con suficiente antelación para evitar que se produzcan los destrozos de este año».

Desde que el pasado jueves se iniciaran las vacaciones de Semana Santa, más de mil personas han acampado en los alrededores del Santuario. Cada año son más los jóvenes mallorquines que eligen las zonas de acampada de Lluc para pasar unos días de vacaciones a bajo coste. La suciedad y el ruido ya habían provocado las quejas de algunos campistas y huéspedes otros años, pero en esta ocasión las denuncias han ido más allá. Algunos testigos aseguran que durante el fin de semana, incluso, se traficó con la venta de pastillas y otros alucinógenos.

De las más de mil personas que han acampado en el Santuari, sólo seiscientas lo han hecho con el permiso de los frailes abonando una cuota de 300 pesetas que se destinan a sufragar los gastos de seguridad y limpieza. El resto han acampado por libre sin notificarlo a las autoridades. Para evitar males mayores, el Santuari de Lluc decidió este año crear dos zonas diferenciadas de acampada, una destinada a los más jóvenes y otra a las familias. Estas precauciones no han acabado con los conflictos.

Escorca, destino turístico elegido por los jóvenes
Las áreas de acampada en el término municipal de Escorca son el destino preferido por muchos jóvenes mallorquines para pasar las vacaciones de Semana Santa. A las zonas de acampada públicas de los alrededores del monasterio, se suman otras fincas privadas en las que los más espabilados plantan sus tiendas ahorrándose así la cuota de trescientas pesetas que impone el 'santuari'. Este es el caso de la finca de Son Amer. El problema surge a la hora de limpiar los desperdicios, ya que las instituciones no quieren hacerse cargo de la limpieza de estos enclaves.