Los ingresos municipales derivados de la imposición de sanciones
urbanísticas se triplicarán durante el próximo año. Al menos, así
lo ha previsto el equipo de gobierno UM-PSOE en los presupuestos
municipales de 2002. Si para este año estaba prevista una
recaudación de 17 millones de pesetas por este concepto, en los
próximos doce meses los ingresos por este concepto se elevan a 60
millones. El primer teniente de alcalde, Antoni Alemany, justifica
el aumento refiriéndose a la campaña de inspecciones puesta en
marcha por el Ajuntament.
En esta línea, el equipo de gobierno ha decidido aplicar, por
primera vez, el impuesto de construcciones a todas las obras que se
detecten sin licencia. De este modo, los propietarios deberán pagar
el 2'5% del presupuesto de la obra que ejecutan y, a la vez, hacer
frente al correspondiente expediente de infracción por no haber
solicitado la licencia. Con el cobro de este impuesto se ha
estimado ingresar 20 millones extras pero sólo con dos expedientes
se puede resolver una bonificación cercana a los 40 millones.
Alemany ha explicado que algunas de las obras ilegales
corresponden a establecimientos hoteleros que aprovechan el
invierno para realizar importantes reformas internas sin pedir la
correspondiente licencia. El PP ha criticado con dureza los
criterios urbanísticos del equipo de gobierno, al que ha acusado de
«tratar a los ciudadanos como presuntos infractores». Según los
populares, «es una chorizada presuponer que se cometerán
ilegalidades urbanísticas y prever ingresos por esta vía».
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