Las obras de ejecución de la vivienda que denuncian el GOB y PSM están a punto de completarse. Foto: T.O.

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TOMEU OBRADOR «S'Almunia no volverá a ser nunca más lo que era», han coincidido en señalar muchos ciudadanos. La proliferación de chalets desvirtúa drásticamente el valioso encanto natural de este enclave costero del Migjorn, donde un chalet promovido por un extranjero que se está acabando de construir, se ha convertido en la gota que ha hecho colmar el vaso.

El GOB ha abierto una cuenta corriente para llevar a cabo acciones legales ante los tribunales de Justicia. Los ecologistas también animan a la gente a enviar un mensaje de protesta al alcalde de Santanyí, Miquel Vidal (PP), en una dirección de correo electrónico de Internet. «Hasta la fecha, las denuncias del GOB y la indignación de los amantes de este lugar idílico no han conseguido paralizar las obras. Necesitamos tu ayuda», afirman.

La citada vivienda goza de unas vistas espectaculares, erigida como una especie de «fortificación» de la costa. La obra estaba permitida por las Normas Subsidiarias cuando se concedió la licencia, pero en la actualidad la ley no daría su visto bueno. La ampliación de la zona de servidumbre llegó tarde, por lo que se dio luz verde a la ejecución. No obstante, las obras se desarrollan con el nuevo límite establecido. A pesar de ello, el GOB (que interpuso un recurso) y el PSM creen que el Ajuntament hubiera podido evitar la construcción con diversos métodos, como por ejemplo negociando con otras administraciones afrontar una posible indemnización al particular.

Los ecologistas califican la obra de «atentado», y acusan a Cosme Adrover (ex alcalde) y a Miquel Vidal (alcalde) de ser «los principales culpables». «Una vez más, la barbarie de un promotor y la irresponsabilidad de unos políticos indignos han sentenciado a muerte uno de los paisajes más bellos del litoral de Mallorca», asegura el GOB en la contraportada de su publicación, L'Ecologista. El partido que se ha expresado más duramente ha sido el PSM, que rechaza el «mal irreparable» que causa el chalet. «Una vez más nadie ha hecho caso de las protestas», apuntan.