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J. F. MESTRE Padres de los jugadores de los equipos benjamines de fútbol de Llucmajor manifiestan su indignación por la instalación de unas casetas prefabricadas como vestuarios, que proceden del colegio de Badies, que sufrió un incendio en 1999.

Los niños juegan actualmente en el viejo campo de ses Roses, mientras el Ajuntament dota de césped artificial al campo de s'Arenal. Los padres se quejaron al edil Joaquín Rabasco, encargado del área deportiva, del estado de los vestuarios y de los aseos. Tras varios meses de espera, los padres critican que se hayan instalado estas casetas, ya que cuando se incendió el colegio se realizaron varios informes denunciando graves deficiencias. Se comprobó que el aislante de las paredes no era ignífugo.

Los padres exponen el peligro que corren sus hijos cuando utilizan este vestuario. Además, la instalación eléctrica es muy deficiente, y en la parte de atrás se observa un cable que arranca desde el suelo y que está desprotegido.