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C.M./T.G./L.P./MICHELS La llegada del Lunes de Pascua representa el fin de las procesiones y de las fiestas de fervor religioso, y en los pueblos de la part forana, comienza la celebración de los tradicionales pancaritats en las ermitas. Ayer fueron hasta cinco pueblos "Pollença, Muro, Selva, Mancor y Sant Elm" los que vivieron esta jornada de fiesta, en la que ha adquirido gran importancia el componente gastronómico. Era tradición que en los pancaritats se comiesen las últimas panades y rubiols que habían sobrado durante la Semana Santa. Sin embargo, ahora la paella se ha convertido en la reina de la fiesta. Así es al menos en Muro. En la ermita de Sant Vicenç se reunieron más de 2.000 personas que comieron en su mayoría grandes paellas.

El Ajuntament regala cada año la leña para calentar el caldo, el arroz y la ensaïmada. Más de 200 kilos de arroz y otras tantas ensaïmadas se reparten también de forma gratuita. Para los más pequeños, y mientras los mayores hacían la tertulia o preparaban la comida, había actividades y música. En Selva, como ya es costumbre entre los quintos del pueblo, fueron de buena mañana a buscar la imagen de San Llorenç para llevarla a pie hasta el Puig de Crist Rei. Este año, en la pequeña procesión se estrenó la primera colla de xeremiers del pueblo, también formada por jóvenes.

Más tarde, los mayores subieron de forma masiva dejando el pueblo prácticamente vacío. Aquí también la paella se convirtió en la reina gastronómica y el concurso estuvo muy participado. Los habitantes de Mancor subieron por su parte hasta Santa Llucia pero no en tanta cantidad como otros años. En Pollença, a pesar de ser un día laborable en la localidad, entre 400 y 500 personas se acercaron al Puig de Maria. Allí se sigue la tradición de comer panades, entre otras cosas porque la subida sólo se puede hacer a pie.

Andratx también se unió a la celebración de los pancaritats en la Torre de Sant Elm, en un acto organizado por el Ajuntament y la comisión de fiestas de s'Arracó. Con la torre adornada, los feligreses participaron en una multitudinaria eucaristía. Esta jornada se celebra en Andratx desde el año 1865, según recordó Joan Ensenyat. Los vecinos disfrutaron de una animada jornada festiva.