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El Ajuntament de Son Severa ha perdido unos terrenos ubicados en primera línea de Cala Millor donde actualmente está ubicada la oficina de turismo y la parada de taxis. Esta es la resolución que ha dictado un juez ante una demanda interpuesta por los propietarios de los terrenos que los habían cedido al Ajuntament con la condición de que se instalara un monolito con una placa. Al no haber cumplido con este requisito, la familia intentó, a través de los juzgados, que les devolvieran sus terrenos.

Esta historia se remonta al año 1988 cuando Jaume Vives decidió donar al Ajuntament de Son Servera unos terrenos, de una extensión de 285 metros cuadrados, ubicados junto al hotel Eureka y en primera línea de Cala Millor, con la condición de que en la zona no se llevara a cabo ninguna actividad lucrativa, que tampoco se realizase ninguna obra que rebasara los 50 metros lineales de la acera y que se construyera un monumento o un monolito con una placa en la que se inscribiera el hotel Eureka por haber sido el pionero del turismo de la zona costera.

El documento que se firmó entre el alcalde del municipio, entonces Francesc Barrachina, y el propietario explicaba que los terrenos no se consideraban donados si antes del 30 de noviembre de 1993 no se habían cumplido estas condiciones.

«Durante estos cinco años ni Francesc Barrachina ni Eduard Servera, que también fue alcalde en este tiempo, no se preocuparon de cumplir con su palabra, pero mientras ya se habían escriturado estos terrenos a nombre del Consistorio», explica el actual alcalde, el nacionalista Antoni Oliver.

El 21 de mayo de 1996, Jaume Vives presenta en la entrada del registro la revocación de su donación al comprobar que no se habían cumplido los requisitos. El Ajuntament sigue sin hacer caso y el propietario decide acudir a los juzgados y presentar un contencioso administrativo contra la institución local. El juez resuelve a favor de la propiedad y obliga al Ajuntament a devolver los terrenos y pagar las costas.