Llantos, lamentaciones, indignación, rabia, sorpresa y un alud de
fuertes críticas e insultos. Estas son sólo algunas de las
reacciones que ayer surgieron de forma espontánea entre los vecinos
de Na Camel·la de Manacor y muchos otros manacorins cuando fueron
testigos de la tala «indiscriminada» de unos ochenta árboles que
desde hacía más de cien años hasta ayer a las 8'30 horas de la
mañana, habían dado vida, sombra y carácter al emblemático paseo de
Na Camel·la.
La tala de las amelias de la zona baja del paseo "durante la
primera fase de las obras de construcción de los aparcamientos
subterráneos en el primer tramo ya fueron arrancados más de 20
ejemplares" respondió a una orden irrevocable del alcalde de
Manacor, Miquel Riera (ALM-UM), de proceder a la retirada de todos
los árboles centenarios. La orden del primer edil llegó a los
operarios con menos de 24 horas antes de pasar a la acción y, a
partir de las ocho de la mañana de ayer, Melchor Mascaró SA,
comenzó a ejecutar la sentencia de muerte de las amelias.
La orden de Miquel Riera no contaba con el beneplácito de sus
socios de gobierno (PSM y AIPC) y fue ejecutada en apenas unas
horas de la mañana sin que muchos vecinos se percataran de lo que
allí estaba ocurriendo realmente, ya que no fueron avisados en
ningún momento. Sobre la una del mediodía Na Camel·la parecía
arrasada por el paso de una tormenta tropical. Decenas de árboles
caídos yacían en posición horizontal sobre el pavimento del paseo.
Muchos vecinos salieron a la calle o se desplazaron hasta el paseo
del centro de la ciudad para valorar las dimensiones de la
actuación.
«Nos hemos despertado con el ruido estridente de las sierras
mecánicas y acto seguido hemos salido a la calle para ver lo que
pasaba. Nunca habíamos visto nada igual. Un espectáculo dantesco,
desolador», explicó una vecina con lágrimas en los ojos. La
crispación fue subiendo de tono y alguno de los presentes cargó
contra el alcalde Riera.
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