Las razas autóctonas, las protagonistas. FOTO: TERESA AYUGA

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NEUS LÓPEZ GIL El municipio de Llucmajor celebró ayer la tradicional Darrera Fira. Más de 47 expositores integraron la XXIII Mostra Llucmajorera ubicada en el recinto firal del Passeig de Jaume III. Alrededor de las 11.00 horas las autoridades, precedidas por los Xeremiers de Sa Marina, los Geganters y la Banda de Música de Llucmajor, inauguraron la Mostra. Estaban presentes el alcalde de Llucmajor, Lluc Tomás; la presidenta del Consell de Mallorca, Maria Antònia Munar; el conseller de Presidència, Toni Garcíes; y el conseller d'Agricultura i Pesca, Mateu Morro.

El buen tiempo y la gran asistencia de público caracterizó esta 456º edición de la Fira de Llucmajor, que contó con un gran número de exposiciones, muestras y concursos morfológicos de razas autóctonas de Mallorca. El regidor de Agricultura, Sebastiá Artigues, señaló que en esta edición se ha incrementado la participación de propietarios de corrals (fincas). Así, por ejemplo, han participado más de 100 corrales de oveja blanca mallorquina, oveja roja mallorquina, soriana y lancone. También hay que tener en cuenta los 40 corrales de Porc Negre mallorquí y los 20 de somera mallorquina.

En esta Darrera Fira cabe destacar el I Concurs Morfológic de Mardans Rojos de Llavor Mallorquina. Aritgas explicó que este concurso tiene como objetivo promocionar esta raza propia del municipio llucmajorer, donde se encuentran alrededor de 500 de las 700 cabezas que hay en toda la isla. Rescatar de la extinción esta raza es una de las finalidades de este I Certamen Morfológico.

También destacar la exhibición ecuestre de l'Associació d'Amics de Ses Bisties a la cual asistieron las autoridades y la entrega por estas de los premios de los ganadores de los concursos de Ovella Blanca y Ovella Roja mallorquina. También el público pudo disfrutar de una gran cantidad de exposiciones pictóricas, exposiciones de maquinaría agrícola y mostras caninas como las de «ca rater» o «ca de bestiar». En las calles decenas de tenderetes expusieron sus productos a un público que disfrutó de la jornada. Las entradas al pueblo se vieron colapsadas en algunos momentos por la gran cantidad de vehículos que accedían a él y que pretendían aparcar.