Alrededor de 200 profesionales del hospital de Manacor y unos 50
vecinos volvieron a concentrarse para solicitar una vez más «la
dimisión de la gerente», pedir «responsabilidades políticas» y
«mostrar su solidaridad con los tres traumatólogos sancionados».
Dos de ellos siguieron la manifestación desde lejos, recibiendo los
aplausos de sus compañeros. Los únicos gritos que podían oírse eran
«Fuera, fuera!, gerente dimisión!».
Algunos volvieron a pegar en sus batas las fotografías de los
médicos sancionados y se mostraba una gran pancarta con una
fotografía de la comida de esta semana de la gerente con los
alcaldes del Llevant con una frase: «Gerencia de manteles y
hospital de alpargatas». Una vez más, los manifestantes hablaron de
«despidos injustos y de la desmantelacion del servicios».
El representante de la Federación de Sanidad de Comisiones
Obreras, Jaume Pou, recordó «las largas listas de espera» en casi
todas las especialidades: «Hay solicitudes preferentes que en una
semana tienen que estar avisados y datan del mes de agosto; en
ginecología se tiene que esperar un año y dos meses, en
traumatologia medio año. Hay 1.300 pacientes que esperan para el
anestesista, 500 radiografías pendientes y 1.000 mamografías que se
han derivado algunas a otras clínicas». Pou pidió también
responsabilidades: «Que el político de turno responda a esta
situación problemática». En alusión a la consellera de Salut, Aina
Salom, dijo: «Habla de una situación de normalidad y si ella cree
que es así, respetuosamente, que se lo haga mirar».
Asimismo, los sindicatos también contestaron a la federación de
vecinos de Manacor, que anteayer denunció que algunos médicos, en
solidaridad con los tres traumatólogos, habían dejado de atender:
«El personal trabaja con las mismas ganas de siempre. En algunos
servicios incluso se está trabajando de forma inhumana, incluso se
va a acabar con la salud de los médicos. Queremos un hospital como
toca, con una calidad asistencial de primer orden». La plantilla
transmitió su solidaridad a los médicos expedientados y la
presidenta del comité, de CC OO, Dolors Oliva comentó: «Se ha
ultrajado la dignidad d elos trabajadores». También se volvieron a
oir expresiones como: «No se puede hablar» o «esto es una
dictadura».
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