A pie, en bicicleta, con patinete e, incluso, a caballo. Centenares
de peregrinos vecinos de Campos marcharon ayer por la mañana en
romería bajo el lema «Sant Blai sense fum» hacia el oratorio para
bendecirse el cuello con los aceites curativos de este santo tan
popular en la localidad. Ajenos a cualquier polémica, los marxaires
gozaron de una jornada de hermandad con una monumental paella en
familia, haciendo caso omiso a las rencillas políticas surgidas a
raíz de la llegada de la presidenta del Consell de Mallorca, Maria
Antònia Munar, sin que el equipo de gobierno (PP-UC) estuviera
avisado.
Munar llegó poco antes del comienzo de la misa y se sentó en la
segunda fila tras las autoridades militares. Esta inesperada
aparición fue criticada por la delegada de Fiestas, Magdalena Rigo,
quien aseguró que «nadie nos había avisado de que vendría la
presidenta, como mínimo podrían haber avisado al alcalde».
El edil de UM, Joan Mas, explicó que la presidenta asistió a la
romería «sin protocolo estricto» y la visita estaba motivada, sobre
todo, para admirar los vitralls que el Consell de Mallorca ha
subvencionado con 6.000 euros.
La jornada comenzó temprano ya que, a las 9 horas, los
peregrinos se concentraron en la plaza de los Tres Molins. A medida
que los excursionistas llegaban, visitaban a Sant Blai y se untaban
el cuello con el aceite bendecido.
La misa solemne y la bendición posterior a las once de la
mañana, centraron los actos de celebración de la tradicional
romería. Después, una paella fue el plato fuerte que cerró la
fiesta.
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