La Conselleria de Turisme, que compró este inmueble con fondos
de la ecotasa, redactó un proyecto de derribo en el cual preveía
dinamitar el hostal. La demolición del edificio suponía el primer
paso del proyecto de recuperación de la vista sobre el mar, con la
creación de un mirador y de un ancho acceso público hasta la
playa.
El proyecto remitido a la Direcció General d'Indústria a fin de
que realizara el preceptivo informe legal. Este trámite es
necesario en este tipo de actuaciones a fin de que la Delegación
del Gobierno autorice la voladura.
Indústria, en cambio, denegó el permiso alegando motivos de
seguridad.
Según fuentes de la Conselleria, los técnicos consideraron
demasiado arriesgado hacer explosionar el edificio, ubicado en
plena zona urbana, por la proximidad de muchas viviendas. Se puso
de manifiesto que si se emitía un informe favorable en contra del
criterio de los técnicos podía haber graves responsabilidades en
caso de un incidente imprevisto. Por este motivo, Indústria
recomendó el uso de un sistema alternativo como la excavadora que
finalmente se utilizó el pasado 12 de enero.
Por su parte, Turisme aseguró que en el caso de una explosión
controlada como la que se preveía, los edificios vecinos no corrían
ningún peligro y que si se cambió de sistema fue sobre todo por la
alarma que podía provocarse entre los residentes próximos y por
acatar la decisión de Indústria.
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