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El tren de Llevant, que avanza a una marcha imparable, ha topado nuevamente con la oposición de los propietarios de fincas afectadas por las expropiaciones del ferrocarril. Este nuevo episodio de oposición al avance del tren se registró ayer en las fincas agrícolas del Poàs de Manacor, que limitan con el camino de ses Pedreres. A primera hora de la mañana, el payés Francesc Pascual se encontró con las máquinas constructoras faenando justo en el límite de su propiedad. La indignación fue tal que advirtió al operario que no invadiera sus terrenos. La máquina permaneció dentro de la finca vecina, pero «¿hoy qué va a apasar?», se cuestiona Francisco del Poàs.

El caso de Pascual es uno de los más extremos, ya que la proyección de una nueva carretera con puente y rotonda incluidos que discurrirá al lado de la vía del tren se asentará sobre unos 3.000 m de superficie de sus terrenos agrícolas. «Nos arrebatan nuestro medio de subsistencia», asegura la esposa de Francesc, Francisca Nicolau. Los afectados aseguran que no han recibido respuesta alguna a sus alegaciones por parte de Servicios Ferroviarios de Mallorca, y tampoco han cobrado las expropiaciones.

Como este afectado por las expropiaciones del tren, existen otros tantos 25 propietarios de fincas que también han presentado alegaciones porque el trazado ferroviario les divide la finca o les impide el acceso a sus propiedades. La mayoría de los afectados han solicitado la ayuda al Ajuntament de Manacor, según confirmó ayer la delegada de Urbanisme, Catalina Sureda.

Sureda manifestó que el Ajuntament mediará para «evitar que los vecinos se queden sin acceso a sus fincas y que la ciudad quede dividida».