La emblemática fábrica presentaba ayer esta imagen, siendo la inactividad su protagonista.

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TOMEU OBRADOR
La quiebra voluntaria de la popular empresa de bebidas Miret, con sedes en Llucmajor y Palma, dejó atónitos ayer a trabajadores y sindicatos, siendo la confusión protagonista. La fábrica de Llucmajor presentaba ayer una imagen de inactividad total; maquinaria parada y más de 30.000 litros de gaseosa, limonada, piña, sifón y zumo natural de naranja, entre otros productos, a la espera de ser repartidos o no. Trabajadores y Govern discrepan sobre si el sorprendente cierre ha sido causado por el zumo de naranja, objeto de un proyecto iniciado hace tres años que implicaba a la empresa con el Ejecutivo autonómico del Pacte de Progrés.

En opinión del representante sindical José Antonio Tomàs (USO) y del encargado de fabricación, Joan Olivar, «el zumo de naranja ha sido la perdición. El 95% de la culpa es de esta iniciativa que cuenta con la implicación del Pacte, que se comprometió en muchas cosas y no ha cumplido ni un 30% de ellas. No ha respondido a las expectativas». Muchos empleados detallaron que los particulares «no compran zumo de naranja», y han visto «intereses políticos» que han terminado por «arruinar una empresa emblemática nacida en 1868».

Por su parte, el hasta ahora vicepresidente del Govern e impulsor de este proyecto, Pere Sampol, consideró que el zumo es «una pequeña parte del movimiento económico de la empresa. Y no genera pérdidas». El conseller nacionalista en funciones d'Economia, Comerç i Indústria afirmó: «El Govern no tiene que entrar a analizar la quiebra de una empresa. No dimos un apoyo excepcional a Miret, todo fue transparente, público y bien supervisado. Y confío en que la actividad se pueda retomar, porque hay sociedades agrarias de transformación, cooperativas, etc. que han visto una salida a los excedentes».