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Unos 40 funcionarios tomaron la sala de plenos el lunes por la noche interesados por la propuesta realizada por los grupos de la oposición Sud Unificat (SU) y PSOE que pedían la instalación de un sistema de control horario para los funcionarios y personal laboral del Ajuntament. Tanto el portavoz de SU, Joan Bauçà, como Sebastià Burguera (PSOE) argumentaron que «un sistema de control ayudaría a constatar el trabajo que realizan los funcionarios» y que «mejoraría y daría una mayor transparencia sobre el funcionamiento de la administración».

PP y UM consideraron que la propuesta era «absurda». Antoni Caldentey (UM) comentó que «por 12 funcionarios, 13 policías locales y 20 trabajadores como personal laboral no hace falta implantar un sistema de control».

El alcalde Sebastià Vidal (PP), que leyó un documento bien redactado, afirmó que «ésta es una competencia del alcalde», y que este control «podría provocar una reacción contraria del personal, negándose a realizar trabajos extra». Cuando PP y UM votaron en contra de la propuesta, los funcionarios reaccionaron con un fuerte aplauso. Asimismo, todas las propuestas de la oposición fueron rechazadas sistemáticamente por PP-UM.