La fábrica de hormigón funciona de manera clandestina en el polígono industrial del municipio.

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El alcalde de Lloseta, Bernat Coll (PSOE), tendrá que pagar una multa de 600 euros semanales durante dos meses si en un plazo de treinta días hábiles no ordena el cierre y clausura de la planta de hormigón Son Figuerola SL que funciona de manera clandestina desde hace más de dos años en el polígono industrial del municipio sin disponer de los permisos necesarios.

Este no es el primer requerimiento que recibe Bernat Coll del juzgado. El pasado mes de julio de 2003 una sentencia ya declaró que existía «inactividad» por parte de la Administración y se condenó al Ajuntament a cerrar la fábrica de hormigón.

El Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Palma va más allá y deja claro que «transcurrido ese plazo sin cumplimiento efectivo, la multa será revisada al aumento y procederá la expedición de los oportunos testimonios para depurar responsabilidades penales en su contra por delito de desobediencia a la autoridad». Ahora, el secretario del Ajuntament tendrá que dar cuenta de esta resolución ante el pleno y requerir al alcalde el cierre de la planta en un plazo de 30 días hábiles.

Ante las presiones, el alcalde acordó día 24 de octubre de 2002 que la empresa demandada tenía cinco días para presentar su licencia y de no hacerlo se acordaría la paralización cautelar de la actividad. Hasta día de hoy, según la sentencia, el Ajuntament no ha procedido al cierre de la industria.

A todo ello, Formigons Son Figuerola presentó un escrito en el que ponía de manifiesto que su cierre supondría un perjuicio para los 30 empleados de la fábrica que se quedarían sin trabajo y señalaba que «la legalización de la industria está pendiente de un informe técnico de la Comisión de Actividades Clasificadas del Consell de Mallorca».