Tanto los miembros de La Valldemossa que Volem como Unió Mallorquina consideran que la actuación que prevé Costas en los taludes del Port es exagerada.

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La Valldemossa que Volem y Unió Mallorquina, partidos en la oposición del Ajuntament, denuncian el fuerte impacto del proyecto de la Direcció General de Costas que prevé la instalación de una red metálica en los taludes del Port. El proyecto se encuentra en exposición pública desde el pasado 24 de marzo hasta el 19 de abril y ambos grupos han presentado alegaciones a la «desmesurada y cara» actuación prevista por Costas. La agrupación de electores La Valldemossa que Volem ha criticado duramente a Ultima Horael impacto paisajístico del proyecto que no está suficientemente justificado.

Jaume Vila, Martí Àvila, Micaela Font y Antoni Colom explican que, en primer lugar, «no hay una demanda generalizada de los vecinos del Port para que se realice una intervención tan espectacular. Esta justificación que consta en el proyecto no tiene base porque no se corresponde con la realidad», indicaron. A su juicio, no existe el supuesto peligro que esgrime el proyecto para actuar en la ladera suroeste, donde hay varias viviendas encima del talud. «El mismo peligro puede existir en esta zona como en sa Marina, donde se ponen los bañistas en verano. Sin embargo, en esta donde no se actúa». «No se explica que si hay un peligro tan inminente de que las casas se muevan o caígan, la única actuación que se proyecte sea poner una malla», indican en las alegaciones.

La Valldemossa que Volem pide que se vuelva a analizar «con un estudio geológico serio», si realmente existe peligro de desprendimientos debajo de la calle Ponent. También exigen un estudio de impacto ambiental, del que carece el proyecto que se encuentra a exposición pública. «El encanto del Port reside en que no está artificializado. Esta actuación supone restar valor a la zona que no responde a una necesidad», argumentan. Por su parte, Unió Mallorquina (UM) defiende la actuación prevista debajo de las casas, pero denuncia que la implantación de unos 2.500 metros cuadrados aproximadamente de cemento-hormigón en una parte, «donde no hay ningún tipo de necesidad de hacerlo. Esto causará un gran impacto medioambiental negativo». UM propone paralizar esta obra y crear una comisión conjunta. De hecho, en noviembre de 2002 cuando se planteó la ejecución de este proyecto hubo un acuerdo plenario para constituir una comisión integrada por técnicos del Govern y Ajuntament.