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Al paseo marítimo peatonal de la Colònia de Sant Jordi le espera un oscuro futuro a tenor del estado que presenta tras poco más de un año de la finalización de las obras y por el poco respeto que muestran hacia esta infraestructura algunos usuarios. Unas 80 farolas de balizamiento rotas, columpios desencajados, bancos llenos de pintadas e inscripciones realizadas con rotulador o con objetos metálicos y zonas en que la maleza invade el sendero, son sólo algunas muestras de los múltiples desperfectos que presenta el proyecto inaugurado oficialmente a principios de año.

Ésta es la situación del paseo cuando el Ajuntament de ses Salines aún no ha recepcionado el proyecto. En este sentido, el alcalde, Sebastià Vidal (PP), explicó que la recepción del paseo «es un trámite» y reconoció que estos desperfectos deberán ser pagados por el Ajuntament ya que no son un defecto de la obra sino que han sido ocasionados de forma intencionada. En este sentido, el teniente de alcalde, Antoni Caldentey (UM), explicó que «contabilizamos hasta 80 farolas rotas, la mayoría de ellas con un martillo o arrancadas a patadas». Vidal añadió que «hay alguna que no funciona porque el agua del mar las moja y se funden».

En referencia a los desperfectos obra de grupos vandálicos, el alcalde explicó que «intentaremos encontrarlos pero tenemos los medios que tenemos y no podemos hacer más. No es tan fácil pillar a los que van a hacer el animal por el paseo». De hecho, las zonas más afectadas están muy alejadas de residencias y lugares concurridos por lo que los «gamberros» pueden actuar con impunidad y, además, lo hacen al amparo de la noche. El mantenimiento del paseo marítimo de la Colònia de Sant Jordi fue tasado en su momento en unos 120.000 euros anuales por el Ajuntament.