El pueblo de Fornalutx vivió ayer, un año más, el tradicional
«Correbou», que concentró a unas 3.000 personas, la mayoría de
jóvenes llegados de toda la Isla. Ebou de nombre «Veranillo», de
color negro y procedente de la ganadería Fumado de Salamanca,
pesaba 170 kilos. Según el director de lidia de la plaza de toros
de Palma, Federico Gómez, un toro de casta muy brava y portador de
una respetable cornamenta.
El toro llegó a s'Alqueria en un camión, sobre las 8 de la
mañana, donde le esperaba la gran muchedumbre dispuesta a
acompañarle hasta la plaza del pueblo. El animal fue conducido y
guiado por personal del Ajuntament hasta la plaza, donde la joven
Joana Cladera lo coronó entre grandes aplausos con la tradicional
corona de murta y flores. Después, el animal fue paseado por las
diferentes calles, seguido de una gran multitud de gente. El
encierro se produjo sin incidentes destacables a pesar de que
muchos jóvenes recibieron abou sin dormir en toda la noche.
La carrera no sobrepasó los 30 minutos y después el toro fue
sacrificado. Su carne se repartió entre los ciudadanos como se
viene haciendo desde hace más de cien años.
El Ajuntament organizó un importante dispositivo de seguridad y
sanitario para la fiesta. Allí estuvo presente la Cruz Roja con un
médico, dos ambulancias y voluntarios, que en todo momento
estuvieron pendientes de las miles de personas.
El alcalde Joan Albertí indicó a Ultima Hora
que «las fiestas han comenzado muy bien; hay que agradecer este año
el comportamiento de las miles de personas que en todo momento han
respetado las normas. En la revetla había gente muy joven llegada
de diferentes puntos de la Isla, alguno de ellos sin ningún mayor
que estuviera al tanto de ellos, pero la fiesta no se han
descontrolado».
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