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C. VENY
Santanyí recuperó ayer la esencia de lo que principios de siglo fue la fira pagesa del último sábado de octubre, eminentemente agrícola y ganadera. La ganadería autóctona y tradicional mallorquina convirtió al pueblo del Migjorn en una enorme granja de foravila. Los gallos y gallinas, las ovejas, los conejos, las cabras y los caballos fueron sólo una muestra de la fauna que se expuso ayer con motivo de la feria de Santanyí. Una convocatoria festiva que pese a las elevadas y atípicas temperaturas reunió a cientos de visitantes.

A lo largo de la calle Bernat Vidal i Tomàs, pero también en la explanada que limita con el parque infantil de la localidad, los más pequeños tuvieron la oportunidad de tener un contacto directo con un buen número de animales de granja. Toca-Toca es el nombre de la muestra de animales que este año ha organizado Natura Parc.

Una de las curiosidades de la feria que tuvo más éxito fue la muestra de bordado con bolillos, una labor de filigrana que ha sido recuperada gracias a un grupo de mujeres que han luchado para mantener viva la tradición. Las amas de casa también participaron con la elaboración de varios platos tradicionales.