Si algo distingue a la Fira de Pollença del resto de ferias es la
calidad de su muestra artesana. Esta es una cuestión en la que
coinciden la mayoría de artistas y artesanos que durante el fin de
semana han mostrado sus productos en el claustro o bien en las
principales calles de la ciudad. A diferencia de lo que ocurre en
otras muestras en las que se repiten artesanos semana tras semana,
en Pollença son muchos los que hacen únicamente esta Fira o dos,
como mucho, en todo el año. Es el caso de Jaume Canyelles, que
expone este fin de semana sus muebles y lámparas artesanas en el
claustro de Sant Domingo en Pollença.
Es la única cita ferial en la que podemos encontrar sus
productos a excepción de «Baleart». «El nivel de mi obra lo valoran
mucho en esta Fira, donde cuentan los trabajos artesanos más
creativos», explica. De la misma opinión es Jerónima Frontera que
muestra en Pollença, su ciudad natal, réplicas en miniatura de las
auténticas casas mallorquinas o casas de muñecas de ensueño. «La
gente de Pollença aprecian mucho el trabajo», dice. Juana Cerdà,
con sus muñecas artesanales, coincide al destacar esa especial
sensibilidad de la gente que acude a Pollença.
Y es que la Fira de Pollença es como dice Juan Guillermo Sastre,
artista que reproduce en cuadros las fachadas más típicas
mallorquinas, «pionera en esta apuesta por los artesanos y otras
han mirado en ella como un espejo». Durante todo el día de ayer,
miles de personas acudieron a visitar la muestra de artesanos del
claustro de Sant Domingo, principal atractivo de la feria
pollencina aunque no el único. Prácticamente todas las calles del
municipio se visten de puestos ambulantes que en esta ocasión
apenas pudieron aguantar los envites del viento.
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