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Si habitualmente los hombres disfrutan contando sus batallitas de la mili, sobra explicar lo que supone el reencuentro de la treintena de soldados que en diciembre del 67 quedaron aislados por la nieve durante dos semanas en el Puig Major consumiendo las sobras de un suministro que se agotaba.

Ayer se reunieron en Inca convocados por Joan Blancos en el restaurante Es Cafetó los quintos del 67 que rememoraron una experiencia única en Mallorca. «Esto no es frío, frío es lo que hacía ahí arriba aunque hay que decir que los americanos estaban muy preparados y había calefacción por todo», contaba ayer Bartomeu Payeras.

Al encuentro llegaron ex soldados procedentes de todos los pueblos de Mallorca e incluso de Eivissa. «Lo peor es que a mí me tocó al acabar la nevada recoger la basura de quince días», bromeaba Payeras. «El pan se acabó y tuvimos que comer las sobras», relataba Joan Blancos. Todos quisieron tener un recuerdo para el entonces capitán Oliver y para el sargento Maistena.