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Hace nueve años que funciona en el colegio público de Sant Bartomeu de Alaró una curiosa iniciativa conocida como fondo de libros que permite a los alumnos compartir los mismos libros de texto curso tras curso. Las familias agradecen esta iniciativa porque a principios de curso no tienen que desembolsar grandes cantidades de dinero para comprar los libros. Asimismo, se fomenta la utilización responsable de este material didáctico. En el año 1996, el colegio de Alaró fue pionero en la Isla al poner en marcha este proyecto al que se han sumado los colegios de municipios como Marratxí y Consell.

El funcionamiento del fondo de libros es sencillo. A finales de curso las familias interesadas tienen que aportar 66 euros si tienen un hijo beneficiario, 114 euros si tienen dos y 156 euros en caso de que los beneficiarios sean tres alumnos. Este dinero se destina a la reposición de aquellos libros viejos, que el propio centro se encarga de comprar. Asimismo, se procura dejar un remanente en previsión para posibles nuevas matrículas o para el fondo de libros del próximo curso. A propuesta de la comisión y con la aprobación del consejo escolar, se puede utilizar este dinero para la adquisición de diccionarios, atlas o libros para la biblioteca.

La directora del colegio público Sant Bartomeu, Maria Xamena, valora muy positivamente la iniciativa: «Cada escolar tiene libros nuevos y viejos y se procura que los alumnos forren los libros y si los subrayan les pedimos que lo hagan con lápiz; así aprenden a conservarlos». «Este fondo de libros permite un consumo responsable y fomenta la reutilización y así los padres pueden invertir en otros temas educativos porque el libro de texto es necesario, pero no es la única herramienta educativa», añade Xamena. La comisión del consejo escolar (formada por dos padres o madres y la directora) es el órgano regulador del fondo de libros, que es administrado por un padre.