Si prospera la moción de censura, el 'popular' Jaume Pou abandonará la Alcaldía en breve.

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JUAN MESTRE/PEDRO AGUILO/C.R.G.
Las agrupaciones municipales del PSOE y PSM en el municipio de Esporles ultiman la presentación de una moción de censura contra el gobierno municipal que conforman PP y UM. Tanto fuentes nacionalistas como socialistas reconocen que existe un «acercamiento» entre ambas formaciones, aunque también coinciden en que no será «hasta la semana que viene» cuando se oficialice la más que probable moción de censura y el eventual pacto de gobierno progresista que, según ha podido saber este diario, quedará sustentado sobre un programa político que PSOE y PSM tienen prácticamente consensuado y firmado.

A punto de alcanzar emezzogiorno de la legislatura todo indica que el alcalde Jaume Pou (PP) y su socio de gobierno, Gabriel Coll (UM), deberán abandonar el barco del gobierno de Esporles después de que Sebastià Coll (PSOE) y Miquel Enseñat (PSM) hayan tendido puentes de concordia con el objeto de proceder al asalto del timón del municipio. PSM y PSOE poseen cuatro y dos regidores, respectivamente, frente a los cuatro y uno que aportan PP y UM. Sin embargo, tras elecciones de mayo de 2003, el entendimiento entre las dos fuerzas progresista no fue posible debido a que el PSOE exigía que el concejal Pere Trías no asumiera ninguna área de gestión. Pero el PSM no aceptó y el presunto pacto quedó truncado.

Los dos partidos no fueron capaces de negociar un acuerdo a pesar de que un grupo de vecinos de Esporles, mayoritariamente votantes de los partidos progresistas, crearan el Col.lectiu d'Esporlerins Agreujats con el objetivo de exigir a los concejales electos del PSM y del PSOE que llegaran a un acuerdo para formar un equipo de gobierno progresista. Los impulsores de esta iniciativa llegaron a recoger más de 300 firmas de apoyo a esta propuesta, pero no les hicieron cambiar de opinión. Las rencillas se remontaban a la legislatura de 1995 a 1999, en que siendo alcalde Trias, destituyó al concejal de Urbamismo, entonces el socialista Jaume Balaguer. La polémica decisión no fue olvidada por los socialistas.