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Andreu Prohens, alcalde de Campos (PP), se volvió a desdecir ayer y prohibió el acceso a los redactores de este diario a la «pocilga» con chimenea que se encuentra en su finca. En el pasado pleno municipal y también en una carta dirigida a los medios de comunicación, Prohens invitó «a cualquier persona que quisiera comprobar» si las construcciones denunciadas en su finca eran casas o una pocilga y un palomar. Pero la invitación quedó, a la vista de los hechos, en una simple mentira.

Este periódico consiguió tener noticias de Andreu Prohens después de haber intentado contactar con él durante dos días sin éxito ya que, en todos los intentos, el alcalde «estaba reunido». Después de ésta maratoniana y agotadora «reunión» de dos días, y gracias a la colaboración del presidente del Parlament y del Partido Popular de Mallorca, Pere Rotger, se consiguió obtener respuesta del primer edicampaner. No obstante, Prohens no contestó al teléfono cuando fue requerido, sino que fue el propio Pere Rotger quien le hizo de «portavoz».

Según las palabras transmitidas por el presidente del Parlament de parte del propio Prohens, «mientras el tema esté en los juzgados será mejor que nadie vaya a la casa». Eso es lo que le ha aconsejado su abogado. Rotger aseguró que «Prohens no quiere hacer más declaraciones sobre el asunto al considerar que ya es suficiente y quiere evitar encender más la polémica». Este diario también se puso en contacto con el secretario general del PP, José Maria Rodríguez, el cual expresó su «satisfacción» sobre que Prohens «no quiera hablar más sobre este asunto», y el deseo «de que se acabe con toda esta polémica».

El episodio de la denuncia contra el alcalde está dando lugar a todo tipo de comentarios en el pueblo. Algunos vecinos decían ayer, con gesto divertido, que cuando se mueran quieren reencarnarse «en cerdos como los de Prohens». «¿Y que tenemos que decir...? Estos cerdos viven mejor que nosotros. Tienen chimenea para no pasar frío en invierno y un camino de hormigón que les lleva hasta la barbacoa. Será para que no se les ensucien de barro las patas si quieren hacer una torrada». Hay también quien se expresan en otro sentido: «Lo siento por Prohens. Es una pelea de pueblo que ha ido demasiado lejos», decía una vecina.

De lo que no queda duda, así como se publicó ayer en la crónica «De 'porquera' a 'porxera'», de Joan Riera, es que Andreu Prohens no deja entrar a nadie en su casa, a pesar de la invitación pública. Así, es difícil comprobar cuáles son las obras que ha hecho y qué base tiene la denuncia presentada contra él en los juzgados de Manacor por un presunto delito contra la ordenación del territorio.