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Los turistas que han elegido Magaluf como lugar de vacaciones podrán disfrutar de una playa de fina arena, aguas cristalinas y de un hedor casi insoportable. Las pituitarias de los bañistas que ya a diario acuden en tropel a la que podría calificarse como una de las playas más importantes de Calvià están siendo agredidas por el pestilente olor que emana de las algas y el agua putrefacta que hace un mes quedó alojada en la desembocadura del torrente de Magaluf sita en la playa homónima. Según los comerciantes y demás indignados vecinos que trabajan y residen en la playa, unas cuatro semanas atrás el viento de Levante y el oleaje que éste provocó batieron el arenacalvianer inundando «como siempre» la desembocadura del torrente de agua salada, algas y arena.

Los mismos vecinos contaron ayer a este diario que cada vez que el mar invade el lecho seco del torrente se forma en su desembocadura una barrera de arena que impide que el agua marina y las algas previamente empujadas hacia su interior vuelvan a la mar arrastradas por la resaca. De esta manera, con un banco de arena de unos tres metros de espesor sellando de lado a lado la desembocadura de la torrentera, el agua del mar y las algas alojadas en su interior se han ido desplazando cauce arriba invadiendo de malos olores el alcantarillado de las calles repletas de restaurantes, bares y tiendas que confluyen en la playa.

Para evitar que la hediondez ahuyente a los clientes, los propietarios de los bares y restaurantes han instalado placas de aluminio sobre las tapas de las alcantarillas para así intentar mitigar el azote del tufo. Asimismo, con el paso de las semanas, balones de fútbol pinchados, bolsas de plástico, botellas vacías de whisky barato y demás basuras flotan sobre la líquida miasma de la playa de Magaluf que, ante la pasividad del Ajuntament, está poniendo en jaque la salud de los veraneantes.