Los cuatro municipios de las Islas con menores niveles de renta
disponible por familia entre 1998 y 2003 (entre 11.300 y 12.100
euros por habitante) coinciden en el escaso peso de la actividad
turística en sus economías y en el hecho de haber visto aumentar su
población en torno al 10 por ciento en los últimos años. Aunque la
capacidad de gasto de las familias de Inca, sa Pobla, Lloseta y
Vilafranca sea la más baja de Mallorca cabe recordar que el Anuario
Social de La Caixa de 2005 sitúa el nivel de renta disponible en
estos municipios en un nivel 6, por encima de la media de
Comunidades como el País Vasco, Aragón o Asturias, y al mismo nivel
que las medias de Comunidades como Catalunya.
El hecho de que el turismo no sea el motor económico de estas
economías, basadas en actividades como la agricultura, en los casos
de sa Pobla y Vilafranca o el comercio y la industria, en el caso
de Inca y Lloseta ha frenado el crecimiento de riqueza familiar que
se ha disparado en otras localidades dónde el turismo lidera la
economía. La llegada de mano de obra inmigrante con rentas bajas o
en situación de paro es otra de las principales explicaciones que
los alcaldes de estas localidades atribuyen al hecho de estar a la
cola de la renta disponible por habitante en Mallorca.
Municipio por municipio, el análisis de los alcaldes no difiere
demasiado. Si en Inca, el alcalde Pere Rotger (PP) lo atribuye al
crecimiento poblacional (un 15 por ciento desde el año 2000), en sa
Pobla, Antoni Serra (PP) también recuerda la recesión de actividad
agrícola y el receso del turismo, actividad en la que directa o
indirectamente se emplean muchos poblers. Aún así, Antoni Serra
recuerda que sa Pobla vive actualmente un gran dinamismo
constructivo, por lo que le «sorprenden un poco los datos del
estudio», asegura.
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