Durante su sermón, el obispo Murgui hizo especial énfasis en el
«buen hábito de la contemplación» y en este sentido lanzó el
siguiente mensaje: «es importante que los cristianos nos
convirtamos en ermitaños un ratito cada día». Así mismo Murgui no
dudó en establecer una comparación, al manifestar: «igual que Ramon
Llull se retiró a Randa para encontrar al Señor; en Betlem, los
ermitaños siguen la misma idea y como Santa Catalina Thomàs, «son
modelos de personas dedicadas al Señor».
El obispo también recordó que en el año 1805, un grupo de
ermitaños fundaron esta ermita y «hoy es una más de la gran riqueza
de ermitas que tenemos». De hecho, en esta de Betlem, y en la
ermita de la Trinidad de Valldemossa, ambas pertenecientes a la
congregación de ermitaños de Sant Pau y de Sant Sebastià, residen
las dos comunidades masculinas de vida contemplativa que existen en
Mallorca. Integran estas dos comunidades, seis ermitaños y un
postulante.
La misa se celebró en un entorno privilegiado, fuera del templo
al aire libre, entre la vegetación y con vistas a la montaña y al
mar.
A parte del obispo Murgui, el rector de Artà y los ermitaños,
también estuvieron presentes cerca de unos veinte sacerdotes. Unas
cien personas llegadas de muchos pueblos vecinos, también se
trasladaron a la ermita de Betlem para celebrar el
acontecimiento.
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