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M.MEDRANO/M.NADAL
Después de la incorporación de muchos policías locales en los diferentes Ajuntaments, sólo son tres los pueblos de todo Mallorca que han quedado sin este servicio. Es el caso de Estellencs, Mancor de la Vall y Búger.

Tanto en Mancor como en Búger suplen la falta de Policía Local pidiendo la presencia de los agentes de los pueblos vecinos. En el caso de Búger, cada sábado, día de mercado local, «la Policía Local de sa Pobla hace acto de presencia para ayudar a regular el tráfico y hacer entrega de diferentes documentos», explicó el alcalde de la localidad, Pere Perelló.

Además, Perelló dijo que a veces «también avisamos a la Guardia Civil para así regular la ordenanza que prohibe aparcar en los vados permanentes».

Con respecto a Mancor, el alcalde Bernardí Coll, explicó que «normalmente se avisa a la Guardia Civil de Inca y en ocasiones muy especiales, como en la Fira, se pide a los pueblos vecinos que nos cedan a sus agentes de la Policía Local». Por otra parte, Coll afirmó que en el municipio no hay ninguna persona encargada del mantenimiento del pueblo.

Por su parte, Miquel Ribes era el encargado del buen funcionamiento de Lloret antes de la llegada del nuevo Policía Local hace unos meses.

Este hombre de 59 años empezó en 1979 a desarrollar las tareas de mantenimiento y vigilancia en el pueblo. «Arreglar las farolas, alguna puerta o recoger la basura eran algunos de los trabajos que tenia que hacer», explicó Ribes, que continuó diciendo que «en aquellos tiempos también había muchos robos y por iniciativa propia empecé a realizar salidas nocturnas que al poco tiempo dejé de hacer por la poca ayuda que recibía del Ajuntament».

Como una de las muchas anécdotas, Ribes contó que multó al obispo Teodor Úbeda en una de las visitas que realizó a Lloret y que arregló el reloj del campanario que llevaba dos años sin funcionar. «Desde entonces no ha vuelto a fallar», aseguró Miquel Ribes.