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Las obras de la autovía Inca-sa Pobla avanzan a buen ritmo y, según las previsiones de la Conselleria d'Obres Públiques, estarán acabadas el próximo mes de marzo, dentro de medio año. Así lo confirmó el lunes la propia consellera, Mabel Cabrer, en la visita de obras que realizó en la estación de Inca. Los puntos más impactantes de esta gran obra, presupuestada en 6.948.511 euros, son las rotondas elevadas, necesarias para acceder a los municipios de Búger, Campanet, sa Pobla y a las carreteras de Pollença y Alcúdia y que permitirán además cambiar de sentido. La futura autovía cuenta con cuatro enlaces de este tipo. Uno en Inca, otro a la altura de Búger y Campanet y dos en sa Pobla, uno a la altura de las cuevas de Campanet y otro al final de la autovía, que enlazará con las carreteras de Pollença y Alcúdia y con sa Pobla.

Precisamente estas dos últimas rotondas son las que están más avanzadas, pues ya se han construido los dos puentes necesarios para levantarlas y su forma redonda ya puede intuirse. Cada una de estas grandes infraestructuras exige la edificación de dos puentes unidos por dos grandes muros de hormigón que suponen un gran impacto visual en medio de la planicie de los campos de sa marja de sa Pobla y que cambiarán por completo la imagen de la entrada al municipio. De hecho, las magnitudes de la última rotonda de la autovía son colosales, pues dará acceso a las carreteras de Pollença y sa Pobla y permitirá enlazar directamente con la carretera que se dirige hacia Alcúdia y Port d'Alcúdia.

Aún así, la mayor parte de la polémica se concentra en el acceso desde Campanet, a pocos metros del núcleo urbano y que todavía no se ha edificado. Cabe recordar que la proximidad de la autovía hicieron que el Ajuntament de Campanet llevara el proyecto a los tribunales, al considerar que atentaba contra la declaración de Bien de Interés Cultural de este municipio. Otro elemento de este gran proyecto que ya está prácticamente listo son los pasos elevados que unirán un lado con otro de la autovía y que, en algunos casos no están exentos de polémica. Es el caso del puente de Ullaró, a la altura de la gasolinera de sa Pobla, que la mayoría de vecinos considera innecesario, al encontrarse a tan sólo doscientos metros de la primera rotonda elevada de sa Pobla. La polémica que envuelve esta infraestructura, que algunas plataformas calificaron de «desmesurada», puede que sea el motivo por el que la consellera de Obras Públicas, Mabel Cabrer, no ha realizado ninguna visita oficial a las obras desde que empezaron hace ahora ya casi un año y medio.