Pastor y Puig colocaron la primera piedra en un acto multitudinario. Fotos: J.M.S.

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La construcción de uno de los proyectos estrella de la era Pastor echó andar ayer envuelto en polémica. A la anunciada ausencia de los trabajadores fijos de la residencia en señal de protesta por su situación laboral, se sumaron los partidos de la oposición que tampoco asistieron al protocolario acto de colocación de la primera piedra. ALM-UM, PSM y PSOE no están de acuerdo con este proyecto porque consideran que no debe derribarse la residencia actual. Además, han expresado su preocupación por la futura concesión de la gestión a una empresa privada y por las molestias que puedan generar las obras a los internos.

Con todo, el acto del inicio de las obras de la nueva residencia que será construida en un solar junto a la actual se celebró con normalidad aunque, en los parlamentos, hubo referencias a las críticas. El alcalde, Antoni Pastor, manifestó en su intervención que «ha habido problemas y diferentes opiniones, todas constructivas». Pastor reconoció que «Manacor tenía un cariño muy especial a esta residencia pero no podemos vivir de sentimientos porque ha llegado la hora de tener una residencia de primera».

Por su parte, la consellera de Presidència i Esports, Rosa Puig, aseguró que además del nuevo centro geriátrico, el Govern financiará la construcción de otra residencia en la localidad. Puig justificó los proyectos en que «el 17 por ciento de la población de Manacor es mayor de 64 años». Al acto también asistió el president de s'Institut, Antoni Serra, y el presidente de la empresa constructora, Carlos Turró, quien manifestó a este periódico que los internos «no se van a enterar en absoluto de las obras. Se separan totalmente. Cuando esté terminada la residencia se hará el traslado de internos y después se derribará la actual».