Santa Maria se volcó anoche en la celebración de la III Festa del
Vi Novel, una tradición institucionalizada hace sólo tres años pero
muy arraigada en el pueblo.
Manda la tradición de este pueblo vinatero que los cellers del
municipio anuncien la venta del vino joven colgando a las puertas
de sus bodegas un brote de pino, señal inequívoca de que los nuevos
vinos ya están en el mercado.
Hace solo tres años el Ajuntament de Santa Maria del Camí y los
vinateros, decidieron dar un carácter más formal a esta tradición
naciendo así la Festa del Vi Novel que congregó anoche en la plaza
de la Vila a un nutrido grupo de expertos, aficionados y
vecinos.
En esta ocasión participaban seis bodegas: Celler Es Cabàs,
Bodegues Ramanyà, Celler Jaume de Puntiró. Bodegues Ca'n Rubí,
bodegues Macià Batle y Celler Sebastià Pastor.
Un representante de cada bodega entregó personalmente a la
alcaldesa de Santa Maria del Camí, Rosa Vich, una botella de vino
de la nueva cosecha y recibió a cambio la tradicional rama de pino
que desde hoy preside la puerta de los cellers.
Este año y debido a que la plaça de la vila debía estar en obras
el Ajuntament decidió prescindir de la zona de exposición que otros
años mostraba herramientas relacionadas con el mundo del vino.
Habrá que esperar al año próximo para recuperar la zona de
exposición. «Dentro de un año las obras habrán acabado y nos hemos
apuntado un par de ideas para llevarlas a cabo», dijo la alcaldesa
Rosa Vich que explicó que «en el último momento ha habido un
acuerdo con la empresa que realiza las obras para retrasar un par
de días el inicio de las mismas y no tener que trasladar así la
fiesta».
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