A pesar de la lluvia intermitente, las calles de Porreres estuvieron repletas de gente. Foto: JOANA PÉREZ

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A pesar de los augurios que presagiaban una baja asistencia a causa del tiempo, miles de personas de todos los puntos de la Isla visitaron y participaron ayer a la Diada del Caçador que, en su sexta edición, se celebró en Porreres. En las primeras horas de la mañana y entre una llovizna, las diferentes zonas de aparcamiento habilitadas por el Ajuntament evidenciaban que la asistencia sería elevada. Al final, los organizadores la cifrarían entre unas quince y veinte mil personas.

Las calles de Porreres y, sobre todo, la zona de s'Escorxador y el parque de n'Hereveta se fueron llenando de gente de todas las edades ataviada con paraguas. La Diada del Caçador no se limitó a ser una muestra dedicada exclusivamente al arte cinegético y, en ella, tuvieron cabida también múltiples y variados aspectos del mundo rural, el medio ambiente e incluso cuerpos de seguridad o medios de comunicación. En total, fueron 21 puntos de muestras y demostraciones, 15 de exposiciones y 17 expositores de diferentes expositores. Todo ello, sin dejar de lado los puntos de venta de productos agroalimentarios autóctonos o los de arte y artesanía.

A parte de los fieles aficionados a la caza, la muestra atrajo a muchos curiosos y fue especialmente atractiva para los más pequeños que disfrutaron con la gran cantidad de animales concentrados en improvisados corrales. La polémica de la gripe aviar no evitó que los asistentes pudieran contemplar ejemplares de perdices, gallos o halcones, entre otras aves. Además, también hubo perros de razas autóctonas, británicos y continentales, fures y demostraciones de diferentes modalidades de caza, tiro con arco o con fona.