Antoni Amer Garanya, alcalde republicano de Manacor, fue fusilado el día 29 de diciembre del 36 en el cementerio de Son Coletes. Ayer, casi 70 años después, su retrato fue colocado junto a los otros hijos ilustres de la sala de plenos del Ajuntament que presidió entre 1931 y 1936. Además, un busto donado por Eduardo Servera preside desde el jardín del colegio de sa Graduada.
La sala de plenos estaba abarrotada de público que no quiso perderse el histórico acto en que Manacor saldó su deuda con el alcalde Amer. El momento más emotivo se vivió cuando Dora Amer, hija debatle Garanya, y el alcalde de Manacor, Antoni Pastor, descubrieron el retrato obra de Antoni Riera, entre un prolongado aplauso de todos los asistentes. Una emocionada Dora Amer apenas pudo dirigir unas palabras: «Estoy contenta y triste, me gustaría que esto sirviera para todas las víctimas, para aquel joven de dieciocho, de dieciséis años... para todos».
En nombre de la familia habló el nieto político de Amer, Miquel Nigorra: «la historia robada ha sido retornada al pueblo de Manacor», apuntó en alusión al libro del historiador Antoni Tugores, a quien agradeció su labor, al igual que haría posteriormente el alcalde Pastor. Era el colofón a un año en que Manacor ha hecho justicia a décadas de silencio. Y es que 2006 pasará a los anales de la historia de Manacor como el año en que se derribaron los monumentos franquistas y se proclamó a Antoni Amer como hijo ilustre.
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