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J.M.SASTRE/G.MAS
La Guardia Civil desplegó ayer a un centenar de agentes por tierra, mar y aire entre la playa de sa Marjal y la Costa de los Pinos. El objetivo principal era evitar confrontaciones e incidentes entre los participantes en las dos manifestaciones pero también blindar la piscina de Pedro J. Ramírez. De hecho, unos diez agentes y tres coches patrulla estuvieron en todo momento en los alrededores de la casa del periodista.

Asimismo diferentes controles en carretera paraban a los vehículos y a algunos les reclamaban la identificación, algo que, por otra parte, es habitual en la zona donde esta práctica se lleva a cabo durante los meses en que Pedro J. permanece en la Costa de los Pinos.

Los agentes tomaron la playa de sa Marjal y evitaron que los manifestantes, que estaban separados por unos 500 metros, entraran en contacto. El objetivo se cumplió puesto que no se registraron incidentes. Esto, sin embargo, provocó más de un sobresalto a bañistas y turistas ya que algunos fueron confundidos con manifestantes y se les prohibió moverse con libertad por el arenal.

Además de los agentes de uniforme, hubo guardias del Grupo de Información de paisano colocados en puntos estratégicos o confundidos entre el gentío como han hecho en otras ocasiones en diferentes actos y ruedas de prensa celebradas en las cercanías de la piscina de Ramírez.

Un helicóptero sobrevoló la zona mientras, en el mar, una patrullera y varias lanchas del Servicio Marítimo evitaron en todo momento que las embarcaciones y piraguas se acercaran a las inmediaciones de la piscina del periodista. De hecho, la golondrina que conducía a una representación de los convocantes de la manifestación contra la privatización de la costa desde Cala Rajada, fue vigilada en todo momento por la patrullera. Además, dicha patrullera evitaba que cualquier embarcación, a motor o sin él, se acercara a la piscina e incluso en algunos casos los agentes reclamaron los permisos a los patrones.

La Policía Local de Son Servera también colaboró en las labores de coordinación y se dedicó a distribuir el tráfico y a señalar las zonas de aparcamiento para coches y autocares con el objetivo de evitar colapsos y embotellamientos.